Los candidatos a la presidencia francesa encienden sus motores. Tras una semana en la que la campaña se quedó en suspenso por los asesinatos de Toulouse, vuelve a reanudarse la carrera hacia el Palacio del Elíseo. Un circuito cerrado en dos tiempos con diez candidatos que pondrán a prueba sus dotes de piloto, sus motores y su carrocería.
Unos son viejos muy conocidos con motor de última generación, otros se estrenan pero huelen ya a cuero desgastado y chapa oxidada. Los que intentan renovar con modelos híbridos parten como perdedores.
Hay muchas maneras de abordar la campaña electoral y evitar ángulos soporíferos. La revista Auto-Journal ha llevado a cabo una original encuesta. ¿Qué coche representa mejor a los candidatos? Nicolas Sarkozy, sería un Porsche 911 “quizás por su origen burgués y por su aire deportivo”, señala la publicación que añade que los franceses creen que el vehículo le va como anillo al dedo por la “chulería”o “fanfarronería” de uno y de otro.
La ultraderechista Marine Le Pen es un Hummer, un 4x4 militar estadounidense antiguo y arcaico pero muy potente. “Sólido, imponente y todo terreno”, afirma la publicación del vehículo asociado a la candidata del Frente Nacional.
Menos divertidos, si fueran coches, el socialista François Hollande y el centrista François Bayrou serían el mismo, el Scénic de Renault, un monovolumen fabricado en Francia, práctico pero sin ningún tipo de encanto. Y los candidatos anticapitalistas Jean-Luc Mélenchon y Nathalie Artaud serían o un Dacia Logan, “modelo económico” donde los haya o un antiguo Citroën 2CV.
La verde Eva Joly sería un coche ecológico, un híbrido Toyota Prius pero también un coche que pueda conducirse sin permiso. Auto-Journal interpreta que los franceses encuestados no le otorgan ninguna confianza para dirigir el país.
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