We’re back.

Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres. Las geniales opiniones expresadas en este blog sólo representan el punto de vista de sus autores.

lunes, 14 de mayo de 2012

Se busca primer ministro


Por Miguel Gómez

Todos los analistas y observadores de la vida política francesa aparecen ahora como esos personajes de cómic que se pasean con una interrogación sobre sus cabezas.
La pregunta es evidente ¿Quién será el primer primer ministro de Hollande? El nombre lo desvelará mañana el presidente electo poco después de la ceremonia que le sitúe como el quinto hombre más poderoso del planeta, según la frase que tanto gusta repetir en la grandilocuente Francia.
La cuestión es de talla, porque dependiendo de quien se traslade a vivir a Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, se conocerán las primeras pistas de por dónde va a ir la presidencia de Hollande. Candidatos no faltan, pero hay dos nombres que suenan como favoritos: Martine Aubry y Jean-Marc Ayrault. O sonaban.
Martine Aubry figuraba arriba de la lista de favoritos. Líder del Partido Socialista, responsable de la ley de la jornada de 35 horas semanales, para muchos la última gran reforma de izquierdas del continente europeo. Su nombramiento sería un claro guiño a las opciones más progresistas y todo un cambio de orientación del país tras diez años de gobiernos conservadores.
Pero su nombre se ha enfriado en los últimos días. Demasiado a la izquierda. Demasiada personalidad. Demasiado carácter. Tras el apellido de casada Aubry, se esconde la hija de Jacques Delors, el último presidente de la Comisión Europea que supo plantar cara a los estados que sólo acudían a Bruselas con la cantinela del "¿qué hay de lo mío?", sin preocuparse de los intereses comunitarios.
Hollande puede temer que, con Aubry, se reduzca su margen de maniobra.
Un peligro que no correría si coloca en Matignon a Ayrault, sempiterno alcalde de Nantes, presidente del grupo parlamentario socialista, un político poco conocido, de perfil bajo, buena imagen y ninguna experiencia de Gobierno. Igual que Hollande. Un gestor maleable desde el Elíseo que dejaría a Hollande todas las cartas en su mano.
Pero sería la primera vez en la historia de la República que el presidente y el primer ministro toman las riendas del país sin haber tendido nunca antes responsabilidades gubernamentales.
Además, a Ayrault le ha salido otra mancha. Y es que en 1997 fue condenado por que su Ayuntamiento de Nantes dio trato preferente a una empresa en unos contratos. La sentencia determinó que no había sido él directamente el autor del delito, pero le condenó por ser el responsable último de la municipalidad. Nada muy grave si no fuera porque durante la campaña, Hollande dijo que no nombraría a nadie que hubiera tenido problemas con la justicia.
Así pues, si hace unos días los nombres de Aubry y Ayrault casi no dejaban hueco a otros, ahora han surgido más candidatos.
Manuel Valls cuenta con una gran popularidad y una imagen dinámica, es joven y tiene una gran proyección. Tiene una breve experiencia ministerial pero ha hecho el grueso de su carrera como diputado y alcalde de Evry, un barrio industrial de las afueras de París.
Sin embargo, Valls representa el ala más derechista del Partido Socialista y ha defendido algunas de las medidas que llevaba en su programa el presidente saliente, Nicolas Sakozy, como el "IVA social" o la inscripción en la Constitución de la prohibición de endeudarse.
Su nombramiento sería muy mal recibido por los sectores más izquierdistas de la sociedad francesa, que apoyaron en masa a Hollande para acabar con las políticas de Sarkozy.
Pierre Moscovici ha sido la mano derecha de Hollande a lo largo de la campaña. Tiene la reputación de ser un político serio, ha sido ministro (de Asuntos Europeos), tiene una imagen de moderado y de buen gestor, aunque carece de la popularidad de otros candidatos.
En los últimos días ha estado al lado de Hollande cuando el presidente electo ha recibido a los primeros emisarios internacionales, ya sea el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ya el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. En esas citas no estaba ninguno de los otros candidatos a Matignon.
Pero Moscovici cuenta con un freno y es que ha hecho la mayor parte de su carrera política a la sombra de Dominique Strauss-Kahn, un hombre proscrito en el partido. Tras sus implicaciones juridicosexuales, la sola mención de su nombre hace correr despavoridos a los socialistas. Moscovici es el único que osa defenderle.
Resta Michel Sapin, ex ministro de Finanzas y de otras carteras, eminencia gris del programa de Hollande y muy allegado al presidente, con quien compartió estudios, carrera política y una amistad que dura ya más de 35 años.
Para muchos, su perfil económico le convierten en el hombre de la situación en estos momentos de turbulencias financieras. Para otros, su falta de carisma y su escaso peso político le alejan del puesto y le sitúan más en la cartera de Economía.
No se puede descartar una sorpresa de última hora, porque Hollande ha mantenido en el más absoluto secreto el nombre de quien será su mano derecha. La respuesta se conocerá mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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