We’re back.
Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres.
lunes, 14 de mayo de 2012
Se busca primer ministro
Por Miguel Gómez
Todos los analistas y observadores de la vida política francesa aparecen ahora como esos personajes de cómic que se pasean con una interrogación sobre sus cabezas.
La pregunta es evidente ¿Quién será el primer primer ministro de Hollande? El nombre lo desvelará mañana el presidente electo poco después de la ceremonia que le sitúe como el quinto hombre más poderoso del planeta, según la frase que tanto gusta repetir en la grandilocuente Francia.
La cuestión es de talla, porque dependiendo de quien se traslade a vivir a Matignon, sede de la jefatura del Gobierno, se conocerán las primeras pistas de por dónde va a ir la presidencia de Hollande. Candidatos no faltan, pero hay dos nombres que suenan como favoritos: Martine Aubry y Jean-Marc Ayrault. O sonaban.
Martine Aubry figuraba arriba de la lista de favoritos. Líder del Partido Socialista, responsable de la ley de la jornada de 35 horas semanales, para muchos la última gran reforma de izquierdas del continente europeo. Su nombramiento sería un claro guiño a las opciones más progresistas y todo un cambio de orientación del país tras diez años de gobiernos conservadores.
Pero su nombre se ha enfriado en los últimos días. Demasiado a la izquierda. Demasiada personalidad. Demasiado carácter. Tras el apellido de casada Aubry, se esconde la hija de Jacques Delors, el último presidente de la Comisión Europea que supo plantar cara a los estados que sólo acudían a Bruselas con la cantinela del "¿qué hay de lo mío?", sin preocuparse de los intereses comunitarios.
Hollande puede temer que, con Aubry, se reduzca su margen de maniobra.
Un peligro que no correría si coloca en Matignon a Ayrault, sempiterno alcalde de Nantes, presidente del grupo parlamentario socialista, un político poco conocido, de perfil bajo, buena imagen y ninguna experiencia de Gobierno. Igual que Hollande. Un gestor maleable desde el Elíseo que dejaría a Hollande todas las cartas en su mano.
Pero sería la primera vez en la historia de la República que el presidente y el primer ministro toman las riendas del país sin haber tendido nunca antes responsabilidades gubernamentales.
Además, a Ayrault le ha salido otra mancha. Y es que en 1997 fue condenado por que su Ayuntamiento de Nantes dio trato preferente a una empresa en unos contratos. La sentencia determinó que no había sido él directamente el autor del delito, pero le condenó por ser el responsable último de la municipalidad. Nada muy grave si no fuera porque durante la campaña, Hollande dijo que no nombraría a nadie que hubiera tenido problemas con la justicia.
Así pues, si hace unos días los nombres de Aubry y Ayrault casi no dejaban hueco a otros, ahora han surgido más candidatos.
Manuel Valls cuenta con una gran popularidad y una imagen dinámica, es joven y tiene una gran proyección. Tiene una breve experiencia ministerial pero ha hecho el grueso de su carrera como diputado y alcalde de Evry, un barrio industrial de las afueras de París.
Sin embargo, Valls representa el ala más derechista del Partido Socialista y ha defendido algunas de las medidas que llevaba en su programa el presidente saliente, Nicolas Sakozy, como el "IVA social" o la inscripción en la Constitución de la prohibición de endeudarse.
Su nombramiento sería muy mal recibido por los sectores más izquierdistas de la sociedad francesa, que apoyaron en masa a Hollande para acabar con las políticas de Sarkozy.
Pierre Moscovici ha sido la mano derecha de Hollande a lo largo de la campaña. Tiene la reputación de ser un político serio, ha sido ministro (de Asuntos Europeos), tiene una imagen de moderado y de buen gestor, aunque carece de la popularidad de otros candidatos.
En los últimos días ha estado al lado de Hollande cuando el presidente electo ha recibido a los primeros emisarios internacionales, ya sea el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ya el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. En esas citas no estaba ninguno de los otros candidatos a Matignon.
Pero Moscovici cuenta con un freno y es que ha hecho la mayor parte de su carrera política a la sombra de Dominique Strauss-Kahn, un hombre proscrito en el partido. Tras sus implicaciones juridicosexuales, la sola mención de su nombre hace correr despavoridos a los socialistas. Moscovici es el único que osa defenderle.
Resta Michel Sapin, ex ministro de Finanzas y de otras carteras, eminencia gris del programa de Hollande y muy allegado al presidente, con quien compartió estudios, carrera política y una amistad que dura ya más de 35 años.
Para muchos, su perfil económico le convierten en el hombre de la situación en estos momentos de turbulencias financieras. Para otros, su falta de carisma y su escaso peso político le alejan del puesto y le sitúan más en la cartera de Economía.
No se puede descartar una sorpresa de última hora, porque Hollande ha mantenido en el más absoluto secreto el nombre de quien será su mano derecha. La respuesta se conocerá mañana.
jueves, 10 de mayo de 2012
ESTAN TODOS INVITADOS Fiesta del blog este viernes
Invitamos a nuestros lectores que estén en París el viernes 11 de mayo a celebrar el fin de las elecciones presidenciales a las 20.00 en el bar L'Escargot: 50 rue de la Villette, París 19. La cerveza es barata. Para los más exigentes, Fouquet's sigue
abierto.
lunes, 7 de mayo de 2012
De candidato “normal" a nuevo presidente
|
Más allá de sus méritos y su cuidada campaña, el camino de Hollande al Eliseo se vio allanado por la incontinencia sexual de Dominique Strauss-Kahn. En neta desventaja frente a los otros aspirantes socialistas, comenzó su campaña antes que nadie, pero no por eso fue tomado demasiado en serio. La caída en desgracia de DSK (jura que igual habría ganado la interna) le permitió encarnar mejor que nadie una línea de centro dentro del PS para imponerse en una inédita interna abierta en octubre 2011.
En aquella investigación, Technikart realizó un divertido racconto de la carrera política de Hollande, “un ex joven rebelde del PS que supo mainstremizarse” al pasar vertiginosamente de consejero a Alcalde, diputado y devenir una de las piezas principales del partido desde su dirección. “Con su cara regordeta, sus pequeñas gafas, sus trajes Old School y su aire bonachón, François Hollande posee una apariencia digna de un Ministro de IV República al estilo Guy Mollet”, cita Technikart al corrosivo Jean-Luc Mélenchon, antes rival dentro del PS y ahora bastante más a la izquierda del nuevo presidente. Además, la revista mensual remarca la influencia de la actual pareja de Hollande, la periodista Valérie Trierweiler, quien lo impulsó a realizar una estricta dieta, utilizar nuevas gafas y generosas dosis de tintura para lograr una imagen de presidenciable.
A medida que la campaña progresaba, el humor correziano de Hollande cambio. Su gesto se hizo mas serio y sus pasos sumamente medidos y calculados. Como candidato nunca se destacó por su osadía ni por su carisma y su discurso careció de riesgos al apoyarse en una clara raíz antisarkozysta. El orgullo personal estuvo centrado en dejar de lado la imagen de blando que le atribuyen los conservadores. La reivindicativa revancha tuvo lugar en el debate frente a Sarkozy, que seguramente le permitió obtener los votos necesarios para evitar un escrutinio cerrado. Ante Sarkozy, el socialista se presentó como una alternativa real y viable al discurso del ajuste, quizás por eso su llegada ilusione más en los países vecinos que a los propios franceses. Puertas adentro, su plan de gobierno dependerá bastante del resultado en la elección legislativa de junio, momento hasta el cual este blog continuará activo.
Esta noche, Hollande realizó dos actos multitudinarios en su bastión de Tulle y en una Bastilla aliviada por la derrota de Sarkozy. El 15 de mayo asumirá el poder dando inicio a una nueva época. Se va Sarkozy del poder y de la política, no es que vamos a ponernos tristes, pero nuestro blog promete ser mucho más aburrido.
domingo, 6 de mayo de 2012
Al filo de la navaja: los electores corren a las urnas
Esta
mañana hemos tomado la temperatura en las urnas del popular barrio XIX de
París. Después de varias negativas a responder a nuestras preguntas
espetándonos desde “el voto es secreto”, “no os diré por quién he votado” o “no
llevo dinero encima” (espero que la señora sufriera de sordera y no haya
pensando que porque soy periodista o española le pedía un cheque), por fin
hemos encontrado a gente que le gusta dar a la labia. Tres personas: dos pro
Hollande, una por convicción, otro para desalojar a Sarkozy del Elíseo y una
pro Sarkozy porque sino “será el desastre económico”.
Publicidad
en el metro: Para que no te engañen el día de la votación, el sitio de
adulterio en línea cierra hoy su web.
El
clima es hostil en la loma de Buttes Chaumont de París. Frío, humedad y cielo
gris. A pesar de todo, los parisinos desafían al mal tiempo e invaden las
calles. Mucho movimiento en las aceras entre los que toman café, algún
aperitivo, los que se van al mercado y entre una y otra actividad, los colegios
electorales.
Frédéric,
actor de 35 años, sale del colegio electoral de la rue de la Villette y
enfundándose el casco de la moto explica sin problemas que ha votado por
François Hollande. “No quiero comerme cinco años más de Sarkozy, está acabado,
esto está hecho. Que se vaya y que con él se vaya toda esa banda de gente
‘bling, bling’ que apesta a dinero”.
El
treintañero parece seguro de la victoria del socialista pero no irá a
celebrarlo a la Bastilla como otros. Para él no hay nada que celebrar. Dice que
no será lo mismo que la victoria de François Miterrand en el 81. “No creo que
haya mucho que celebrar, creo que habrá tiempos duros”, dice Frédéric que
aunque tiene reservas sobre el rumbo económico y la crisis en Francia, espera
un cambio en la forma de presidir. “Espero que haga las cosas de forma más
simple, que no haya tanta austeridad, y sobretodo que elimine todas las
ventajas fiscales a los ricos, espero que con Hollande haya más equidad”, dice
convencido de la victoria: “Está ganado, Sarkozy ya está haciendo las maletas y
mudándose, está bien!”.
Si
Frédéric vota por antisarkozysmo, hay otros que lo hacen por convicción y
fieles a sus convicciones ya votaron en el 2007 a Ségolène Royal, ex compañera
del actual candidato socialista. Es el caso de Francesca, 50 años y empleada en
una empresa de seguros. “Es el más cercano de mis valores y mis ideas, al
principio no era mi candidato socialista favorito (prefería a su ex mujer que
se había presentado en las primarias), pero a medida que iba avanzando la
campaña me ha convencido”, dice esta mujer de origen portugués que ahora está
convencida de que “puede ser un buen presidente”, sobre todo después del debate
con Sarkozy. “Allí realmente me sorprendió su seguridad”, dice Francesca que
contrariamente a Frédéric piensa que no todo está atado y que “todo es posible,
esperaremos a las ocho de la tarde”, y sonríe.
Evelyne
teme lo peor. Esta jubilada, maquillada hasta la médula y emperifollada con
tonos violeta no nos quiere decir su edad ni tampoco por quién ha votado pero
deja entrever que por sus opiniones lo sabremos. No hay duda, a la primera
respuesta sabemos que ha votado por el presidente saliente Nicolas Sarkozy.
“Ya
tenemos a alguien que gestiona el país muy bien, no entiendo porque tendríamos
que retirarlo cuando conoce muy bien los temas, si el otro gana, no conocerá
nada, será una catástrofe financiera, ni siquiera ha sido ministro”, dice
Evelyne refiriéndose a Hollande y no entiende a los que critican al presidente
saliente.“Si la gente fuera inteligente, sabría que él es presidente para
ayudar a la gente y no para hacerse rico, dinero ya tiene”, dice la señora y
añade que tiene miedo. “No sabemos qué van a hacer los electores de Le Pen, no
sé si votarán por Sarkozy o no, esto va a ser un desastre”. Bien visto Evelyne,
si con todos los guiños a la extrema derecha, Sarkozy no consigue sus votos...
Día D (Hoy sígannos minuto a minuto por Twitter)
Once de la mañana, distrito 12 de París. La viejita, 90 años
mínimo, llegó hasta el jardín de infantes donde estaba inscripta para votar arrastrándose
con su andador. Su acompañante, una joven que le hablaba a la anciana como si
fuese un bebé, no se despegaba de su BlackBerry. “Su documento, por favor”, pidieron
en la mesa de entrada. La acompañante revolvió la cartera de la anciana y dijo
en voz alta que sólo había encontrado un control remoto. Los votantes que hacían
cola para sufragar se rieron. Sí, pero muchas veces la democracia parece reducirse a eso,
elegir entre programas malos.
Para muchos, la principal virtud de Hollande es que no es
Sarkozy. Queda por saber si es suficiente para ganar la elección. Su victoria,
dicen sus adversarios, llevaría a Francia por el camino de España y Grecia. A
menos que apostando a poner billetes en los bolsillos del francés, genere
crecimiento, rompa el círculo vicioso de la austeridad recesiva. Y marque el
regreso de la izquierda al poder a nivel continental.
Hollande apaciguará probablemente las tensiones sociales,
pero no dice qué propone la izquierda contra el integrismo religioso, dejándole
un espacio para lo que será la nueva versión del Frente Nacional frente a una
UMP en migajas (¿sin Sarkozy?) capaz de cualquier alianza nauseabunda. Ahí está
el partido neonazi griego con un pie en el parlamento. Hollande promete paridad, ojalá
aparte de llevar pollera sus ministras sean feministas.
En fin, lo único cierto por ahora es que a las 12.00 la participación
era de 30,66%, en alza con respecto a la primera vuelta (28,29%), pero inferior
a la de 2007 cuando ya había votado el 34,11%.
Sarkozy, que mandó a preparar los festejos en la plaza de la
Concorde, y Hollande, que pidió levantar unas carpas para hacer lo propio en la
plaza de la Bastille, ya votaron.
viernes, 4 de mayo de 2012
Nada ganado… nada perdido, o casi
Este viernes termina la campaña electoral con un avance en los sondeos de Nicolas Sarkozy al que las encuestas le dan el 46,5% de las intenciones de voto. Avance insuficiente. El presidente candidato confía en dar la sorpresa el domingo y superar al favorito François Hollande, por delante desde hace meses.
El nerviosismo del equipo del conservador es palpable. Incluso el muy fiel diario Le Figaro publica en su edición de hoy los temores de algunas personalidades próximas a Sarkozy que maldicen una y otra vez la prestación en el debate del miércoles ante un Hollande al que durante los últimos días el conservador aseguraba que iba a machacar. Al final, nada. No lo machacó e incluso el 60 por ciento de los franceses consideran que el combate lo ganó el socialista.
Lejos de las declaraciones triunfales hechas públicas tras la confrontación, por lo bajo, los umepetistas creen que su candidato falló. “El presidente no había preparado fórmulas, estaba demasiado seguro de si mismo y de su proyecto”. Otro ministro dice: “Hollande fue mejor, y puis voilà”. Hollande fue mejor, su adversario no consiguió desestabilizarlo. Sin duda, lo subestimó.
Un amigo siempre me dice que si gana Sarkozy a los Institutos de sondeos los tendrían que enviar en avión a nulle part, y que se estrellaran. Todo indica que el lunes Francia amanecerá con un cambio, salvo sopresas.
La France Forte de Sarkozy ha fracasado. En lugar de tomar dirección hacia el centro, Sarkozy se embarró en la mugre de la extrema derecha sin conseguir su objetivo: que los electores de Marine Le Pen le voten en masa. Según una última encuesta, el 41% de los electores ultraderechistas no vota el domingo, siguen a su líder que no pidió el voto ni por uno ni por otro. Marine votará blanco.
Aunque criticado por algunos miembros del partido Modem, el líder centrista François Bayrou asestó la última estacada al candidato presidente al anunciar este jueves que votará a Hollande. Algo insólito para el centrista católico, siempre con el péndulo más a la derecha que en el centro. No adhiere al programa socialista pero no soporta el estilo de Sarkozy y su giro hacia los ultras. “La linea que escogió Nicolas Sarkozy es violenta, entra en contradicción con nuestros valores y los del gaullismo”, dijo el bueno de Bayrou.
Otra razón para pensar que l’affaire est presque plié es que el 85% de los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon votarán a Hollande y todas estas cábilas parecen bastante estables puesto que a esta hora el 92 por ciento de los electores tienen claro su voto. Si nadie está mintiendo, Sarkozy ya es historia y desaparecerá del mapa puesto que ya anunció que si pierde las elecciones, se retira de la política.
El nerviosismo del equipo del conservador es palpable. Incluso el muy fiel diario Le Figaro publica en su edición de hoy los temores de algunas personalidades próximas a Sarkozy que maldicen una y otra vez la prestación en el debate del miércoles ante un Hollande al que durante los últimos días el conservador aseguraba que iba a machacar. Al final, nada. No lo machacó e incluso el 60 por ciento de los franceses consideran que el combate lo ganó el socialista.
Lejos de las declaraciones triunfales hechas públicas tras la confrontación, por lo bajo, los umepetistas creen que su candidato falló. “El presidente no había preparado fórmulas, estaba demasiado seguro de si mismo y de su proyecto”. Otro ministro dice: “Hollande fue mejor, y puis voilà”. Hollande fue mejor, su adversario no consiguió desestabilizarlo. Sin duda, lo subestimó.
Un amigo siempre me dice que si gana Sarkozy a los Institutos de sondeos los tendrían que enviar en avión a nulle part, y que se estrellaran. Todo indica que el lunes Francia amanecerá con un cambio, salvo sopresas.
La France Forte de Sarkozy ha fracasado. En lugar de tomar dirección hacia el centro, Sarkozy se embarró en la mugre de la extrema derecha sin conseguir su objetivo: que los electores de Marine Le Pen le voten en masa. Según una última encuesta, el 41% de los electores ultraderechistas no vota el domingo, siguen a su líder que no pidió el voto ni por uno ni por otro. Marine votará blanco.
Aunque criticado por algunos miembros del partido Modem, el líder centrista François Bayrou asestó la última estacada al candidato presidente al anunciar este jueves que votará a Hollande. Algo insólito para el centrista católico, siempre con el péndulo más a la derecha que en el centro. No adhiere al programa socialista pero no soporta el estilo de Sarkozy y su giro hacia los ultras. “La linea que escogió Nicolas Sarkozy es violenta, entra en contradicción con nuestros valores y los del gaullismo”, dijo el bueno de Bayrou.
Otra razón para pensar que l’affaire est presque plié es que el 85% de los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon votarán a Hollande y todas estas cábilas parecen bastante estables puesto que a esta hora el 92 por ciento de los electores tienen claro su voto. Si nadie está mintiendo, Sarkozy ya es historia y desaparecerá del mapa puesto que ya anunció que si pierde las elecciones, se retira de la política.
Sarkozy es mi follower
Una mezcla de asombro, resquemor y sudor frío me invadió el día en que descubrí que Nicolas Sarkozy comenzó a seguir mis fotos en Instagram.
¿Por qué a mí? ¿Qué hace un presidente siguiendo mi obsesión por los grafitis y las imágenes urbanas? ¿Mis fotos pueden gustarle a Sarko? ¿Cómo habrá dado con mi cuenta?. Lo imaginé en un tren, entre acto y acto, encorvado en un asiento con sus manos en el móvil abriendo mis fotos. “Che Nathalie, mira las fotos de este pibe”, le decía Sarkozy a la lánguida Kosciusko-Morizet. Entre risas y algunos pensamientos pseudo paranoicos mi sorpresa se congeló frente al maquiavélico avatar del presidente anunciando: “nicolassarkozy s’est abonné a vos photos”.
En realidad, Sarkozy no debe haber visto ninguna de mis fotos. Su equipo de campaña sabe que el ‘te sigo-me seguís’ nos entibia el ego a los amantes de la aplicación y de ahí la intromisión del presidente en mi teléfono. Había empezado un día antes a seguir la cuenta de Sarkozy. Es decir, no me sigue Sarkozy sino un grupito de prolijitos geeks que promueven su imagen. Y punto.
![]() |
Foto de la cuenta Instagram de Nicolas Sarkozy. |
La diagramación de las instantáneas conforma una especie de álbum de familia de los candidatos con comentarios aduladores y, a veces, epígrafes en primera persona. Tomadas con un teléfono, las fotos suelen estar movidas o borrosas y su edición casi siempre oscura o saturada.
![]() |
Foto de la cuenta Instagram de Nicolas Sarko |
Los efectos que logra Instagram recuerdan a las antiguas Polaroid y Kodak Instamatic, con su formato cuadrado, el bordo romo y unos filtros que magnifican las imágenes, al brindar un aspecto vintage. La aplicación gratuita nació en 2010 y ya cuenta con más de 30 millones de usuarios registrados, un número que crece a diario por la llegada de la aplicación a Android. Mientras Instagram continua ocupando nuevos espacios, Francia Vota no escatima en filtros en sus fotos a pesar de la queja de los fotógrafos por la recurrente publicación en diarios y revistas de imágenes retocadas con Ia aplicación.
Pero, ¿para qué sirven estas fotos?. Para poco y nada. Solo para acompañar con un toque innovador los tuits o publicaciones en Facebook que se multiplican cada jornada. En todo caso, en su
paso por Instagram nicolassarkozy no logra nada parecido a un suceso. Sus 7554 followers (sigue a 3620) y escasos likes le bastan para superar holgadamente a FH2012. Pero Monsieur le Président ¡no le alcanzan para superarme a mi!.
paso por Instagram nicolassarkozy no logra nada parecido a un suceso. Sus 7554 followers (sigue a 3620) y escasos likes le bastan para superar holgadamente a FH2012. Pero Monsieur le Président ¡no le alcanzan para superarme a mi!.
En Instagram: @hernancampa
jueves, 3 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
El debate entre François Hollande y Nicolas Sarzkozy
Y recuerden, para twitter, un sólo hashtag: #FranciaVota
martes, 1 de mayo de 2012
Lindos, feos y fachos
Un simpatizante del Front National vende L'Action Française |
Primero de mayo, Día del trabajo, del “verdadero trabajo” y de
Juana de Arco (y seguro que la UNESCO también tiene una efeméride). Mientras
los sindicatos y la izquierda se preparan a retomar la Bastilla, ya vuelven a
sus casas los que fueron a ver por la mañana a Marine Le Pen en la plaza de la
Opera y al presidente saliente Nicolas Sarkozy en el Trocadero. En ambas
manifestaciones estuvo Francia Vota, siguiendo por Twitter el evento, hasta que
la concentración de smartphones en el acto de Sarkozy saturó la red y nos privó
de cobertura.
La Francia Dura
La movilera de Canal Plus entrevistando a los skins |
Temprano, los turistas japoneses que caminan con sus vasitos
de Starbucks hasta el Louvre contemplaban con asombro a esa Francia que no vive
en los barrios por donde van a transitar durante su estadía en París. Son caras
rojas de la Francia profunda que llegan de provincia en autobuses, familias
numerosas White trash que llevan marcas de supermercado low cost, esas que
aparecen chillando en la tele al borde de la ruta aplaudiendo a los ciclistas
del Tour de France; skinkeads envejecidos que se ocupan del servicio de
seguridad, católicos tradicionalistas vestidos como en los años 30; muy pocas
chicas, en general con look alternativo, con aros en la nariz, tatuajes y
remeras de heavy metal; “pieds noirs” y veteranos de la Guerra de Argelia; lúmpenes
alcoholizados, desclasados, amantes de las teorías conspirativas que reparten
folletos, viejitos con boina que venden “L’Action Française” y llaveros con la
bandera tricolor. Esta no es la Francia que le dio a Marine le Pen el 18% de
los votos en la primera vuelta, es el “núcleo duro”, los que vienen todos los
años hasta París para encontrase entre loosers, entre pobres tipos y tipas. Se
van abriendo paso por las calles pitucas del centro gritando “On est chez nous!”
(estamos en nuestra casa), pero la mayoría se perdería en esta capital donde
los verdaderos moradores, que los miran desde las tiendas de souvenirs con sorna,
preocupación o desprecio, nacieron muchas veces en África o en Asia. Los
periodistas se hacen una fiesta. La movilera de Canal Plus se acerca a un grupo
de tres chicos, dos skins y uno con rulos y anteojos. Sólo le interesan las
cabezas rapadas. El de rulos le dice a la cronista que “sólo quiere entrevistar
a los otros por su vestimenta”. Ella le dice que no, que después de hablar con
ellos también le va a hacer una nota a él, pero todo el mundo sabe lo que
quiere mostrar la tele, el folclore fascista. Mostrar a un chico con pinta “demasiado
normal” sería desestabilizante para el televidente promedio.
“Comunistas asesinos”, “Francia para los franceses”, “Ni
derecha ni izquierda, Frente Nacional” marcan el ritmo de la marcha, que
desemboca en la Opera. Primero habla Jean-Marie, que da una clase de historia
revisada por él, para mostrar que pese a sus ochenta y pico de años mantiene su
talento de orador intacto. Luego es el turno de la hija; en este escenario le
falta el casco con los cuernos y sería una perfecta walkyria. Es, sin duda, la
mejor tribuna entre los candidatos presidenciales. Su discurso es, como durante
toda la campaña, contra el FMI, Europa, el euro, el voto de los inmigrantes y del
sistema UMPS (mezcla del partido UMP de Sarkozy y el PS de Hollande). Da
finalmente “libertad de voto” y de “conciencia” para la segunda vuelta; sabe
que muchos votarán por Sarkozy -no los que están en la plaza, si no los que por
primera vez votaron por el FN para protestar- y dice que ella lo hará en blanco.
Todavía resuena la Marsellesa cuando los manifestantes se
dispersan, algunas cabezas rapadas se toman con nosotros el metro hasta Trocadero,
donde el ambiente es muy, muy distinto.
Esto no es una manifestación
Una simpatizante de Sarkozy en Trocadero |
Esto no es una manifestación, es un evento social. Las
chicas sarkozystas siguen siendo las más lindas, y parecen que vienen más a
buscar novio o marido que a escuchar a un candidato. El presupuesto invertido
en la apariencia no es el de la gentuza del Front National. Uno imagina las colas el día anterior frente
a las peluquerías de Neuilly. Y las inyecciones de bótox en cadena. “¿Qué te
vas a poner para la marcha?”. ¿Dónde regalan los RayBan? Es la mayor
concentración por metro cuadrado de anteojos de aviador en el mundo. La
profusión de BlacBerrys y iPhones saturan la red y no hay cobertura. La
juventud sarkozysta tiene remeras blancas con el pulgar en alto de Facebook y
una calcomanía que dice “Votar en blanco es darle el voto a los extranjeros”.
Abuchean cada vez que un orador acusa a Hollande. Y se ríen por hacer un acto
tan plebeyo (uhhhhh), dejando ver unas dentaduras perfectas. No saben moverse
en la manifestación, esperan que alguien los deje pasar entre la multitud
porque “quieren ver” y no entienden que los otros no se muevan. Son nuevos en
esto. Lo más parecido que vivieron a esto fue ir hasta las gradas de Roland
Garros o abrirse paso en las tribunas de las carreras hípicas de Deauville.
Pero entienden muy bien cuando Sarkozy llega triunfante al escenario y los enardece
hablando de las terribles “35 horas” impuestas por los socialistas y escuchan
como una caricia para sus oídos cuando dice que los que se arriesgan merecen
una compensación para sus esfuerzos. Léase que los empresarios que invierten
ganen sumas astronómicas.
Lo que sí llama la atención de una manifestación a otra, es
que mientras los públicos son tan distintos, el discurso de Sarkozy, centrado
en la necesidad de fronteras, la reivindicación de la identidad nacional y la
raíces cristianas o la herencia de Napoleón se parece al que escucharon los del
Front Nacional. Marine dijo que había ganado la batalla ideológica de las
elecciones, y parece difícil negarlo. En cualquier caso está claro es que el
electorado de Sarkozy no sólo no se da por vencido, si no que cree como su jefe
que remontarán en las encuestas un punto por día y el martes tendrán otros
cinco años el poder.
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