La elección presidencial cuenta con una docena de candidatos oficiales, pero fueron 44 en total quienes se presentaron para la difícil tarea de gobernar a la quinta potencia mundial. El viernes último 32 de ellos no cumplieron con el requisito que impone el Consejo Constitucional de presentar 500 firmas o patrocinios de algunos de los numerosos representantes del pueblo francés avalando su candidatura. Solo cuatro entre todos los precandidatos eran ciudadanos negros y/o árabes, pese a que entre ambas minorías representan a más del 20% de la población francesa.
Antes del filtro de los patrocinios solo se presentaron dos políticos de color, Stéphane Pocrain y Christiane Taubira-Delannon, que rápidamente se alió a la socialista Ségolène Royal. Mientras que el intelectual de origen saudí Soheid Becheikh y el hijo de argelinos Rachid Nekkaz representaron a la comunidad árabe. Pocrain es un parisino de 35 años y ex portavoz del partido Los Verdes que se convirtió en el primer candidato presidencial de Francia que se postulo enarbolando la cuestión racial. Su presencia en la carrera hacia el Eliseo saco a luz la fuerte discriminación que existe en "el país de la igualdad". Pese a ser considerada la cuna de los Derechos Humanos, Francia está retrasada respecto a varios de sus vecinos europeos, al ignorar la fuerte discriminación existente, en especial cuando se trata de buscar empleo. En los últimos meses el sistema comenzó a enfrentarse al tabú y se superó -al menos- una barrera cultural. Por primera vez en la historia, un negro conduce el noticiero del canal de televisión más popular. Un cambio radical en un país que no esta acostumbrado a ver gente negra o árabe en los puestos importantes, excepto en los terrenos deportivos o en el ámbito cultural. Liberté, Egalité et Fraternité es la divisa republicana francesa, conocida e invocada por todos, pero que en la practica esta muy lejos de aplicarse.
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