We’re back.

Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres. Las geniales opiniones expresadas en este blog sólo representan el punto de vista de sus autores.

jueves, 19 de abril de 2012

Sarkozy: entre los que dudan y los que se bajaron del barco


Si Sarkozy pierde se convertirá en el presidente más efímero de la V República. El que ostenta actualmente este título es Valéry Giscard D’Estaing de 1974 a 1981, pero entonces los mandatos eran de siete años y no de cinco y Georges Pompidou no cuenta porque se murió cinco años después de acceder a la presidencia, en 1974.

Triste final, si se produce, para Sarkozy, que ya dijo que abandonará la política si pierde, el que siempre quiso ser presidente y el que se quería comer el mundo. El que quería romper, innovar, hacer borrón y cuenta nueva en una Francia donde el Estado de bienestar, los valores de la
República y las tradiciones tienen unas raíces gruesas, centenarias, tentaculares que han acabado enredando al que quería enredarlo todo.

La crisis económica no le ha ayudado, cierto, pero su estilo bling-bling (ostentoso, aparatoso, demasiado dorado y pasado de moda), sus pasos en falso, su incontinencia en el anuncio de leyes, propuestas que ya existían o que nunca se aplicaron, le han pasado factura. Su estatura a nivel internacional creció durante los primeros años de su mandato, mientras a nivel interno se cocía ya una animosidad que sale de las tripas.

Su moverse mucho no le está funcionando en estos días de campaña y ha cambiado de estrategia sin parar. Desde una medida por día, ya muy visto, hasta copiar propuestas de su principal contrincante, como revisar el rol del Banco Central Europeo, al que se opone su siempre aliada, la canciller alemana Angela Merkel. Lo dijo en su mega mítin de la Concorde el pasado domingo, y unas horas después Berlín ya estaba diciendo que eso no era posible y que Sarkozy lo sabe.
Todo esto aún no se ha producido y podría quedarse en una hipótesis. La primera vuelta es el domingo y la segunda el 6 de mayo y Sarkozy es mucho Sarkozy. Los sondeos pueden, a veces, engañar. Ya lo hicieron en 2002 con el pase a la final para el ultraderechista Jean-Marie Le Pen y el conservador Jacques Chirac dejando fuera de la eliminatoria al socialista Lionel Jospin que se hundió durante los últimos días de campaña cuando el tema de la inseguridad, siempre aterrador para muchos, se coló en los debates. Además, Sarkozy propone poner toda la carne en el asador tras la primera vuelta. Y ya hemos visto como Sarkozy puede aplastar y convencer en los debates.

Hollande se centra en la primera vuelta, no quiere sorpresas, no quiere que la gente se quede en casa, quiere riesgo cero. Mientras él intenta que la gente salga a votar, su entorno admite que el socialista, acusaso de ser demasiado blando, también se reserva para la segunda vuelta. Veremos si saca los dientes o se aferra al descontento de los decepcionados del sarkozysmo. Y si eso le funciona ante un Sarkozy que no va a abdicar.

A principios de esta semana, todos los sondeos daban al candidato del PS, François Hollande, caballo ganador, algunas encuestas incluso con una diferencia sobre Nicolas Sarkozy de cinco puntos. Pero el último publicado el martes invierte la tendencia: 27,5% para Sarkozy, 26% para Hollande, 16% para la ultraderechista Marine Le Pen, 13,5% para el izquierdista Jean-Luc Mélenchon y 11% para el centrista François Bayrou, los restantes no llegarían al 5%, algo bastante preocupante porque no van a ver del Estado ni un euro para pagar los gastos de la campaña. En la segunda vuelta, todos los sondeos dan perdedor a Sarkozy.

El clan Chirac, con Hollande

Con este panorama los nervios afloran y las deserciones también. Algunos ex miembros del gobierno conservador ya han dicho que no votarán a Sarkozy y que lo harán por François Hollande. Incluso la familia Chirac, salvo la fiel matriarca Bernadette, han dado la espalda a Nicolas. Una historia que viene de lejos, Jacques Chirac nunca pudo tragar a Sarkozy y en todas las mentes aquí en Francia está la frase del ex presidente Chirac: “Yo decido, él ejecuta”, refiriéndose al que se convertiría en su sucesor. Quería calmar las ansias cada vez más manifiestas del ambicioso Sarkozy.

Otros, como Fadela Amara, que fue ministra de Planificación con Sarkozy se ha unido a la lista de políticos que en el pasado colaboraron con el candidato conservador y que ahora se bajan del tren acusándole de haber protagonizado un viraje demasiado peligoso a la derecha.

Amara formó parte del primer gobierno, ése que se quería abierto a todas las tendencias y que propició la entrada en el ejecutivo de personalidades de diferentes horizontes políticos. En las redes sociales se han cebado con Fadela Amara que estuvo a la cabeza durante años de la organización ‘Ni putes, ni soumises’ (Ni putas, ni sumisas). “Fadela Amara: Ni puta, ni sumisa... un poco, de todas maneras”, decía un miembro de la campaña de Sarkozy en Twitter.









También Corinne Lepage, ex ministra de Medio Ambiente ha mostrado su apoyo a Hollande, o el ex alto comisario para la Pobreza, Martin Hisch, o Azouz Begag, ex ministro de Estado sobre ígualdad de Oportunidades. Un grupo de economistas firmó una tribuna de opinión en el diario Le Monde en la que apoyan al socialista, “el más apto para levantar Francia”.

Entre los más cercanos al presidente saliente, hay muchas dudas. Incluso Sarkozy hace bromas al respecto. “El día que ya no esté, os vais a aburrir, me echaréis de menos”. Otros hablan de que hará falta un “milagro” para que gane. “Si no llega primero en la primera vuelta, se acabó”, sentencia un ministro, citado por el diario Le Parisien. ¿Desenlace?, el domingo, 22 de abril.

1 comentario:

Vincent dijo...

Unas precisiones para nuestros lectores no franceses: Begag y Lepage hicieron parte de gobiernos bajo Chirac, no Sarkozy, y después del 2007 estuvieron mas o menos en el MoDem de Bayrou; Amara nunca fue "ministra de la Planificación", pobrecita, estaría bien incapaz serlo! Se contentó de un vago Secretariado de Estado a los Barríos difíciles u otro eufemismo francés para designar nuestros suburbios en perdición. No hizo nada y dejó su departamento oficial con cocinero a su hermano. Pase que pase, Sarko la nombró al Consejo económico y social (donde está todavía), una asemblea consultativa donde no se hace nada tampoco, pero con una remuneración substantiva.