We’re back.

Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres. Las geniales opiniones expresadas en este blog sólo representan el punto de vista de sus autores.

lunes, 30 de abril de 2012

El voto, una ciencia democrática


Particularidades más o menos, en todas las democracias del mundo se utiliza la elección por sufragio universal. Pero más allá de nuestros enquistados hábitos democráticos, existen muchas formas diferentes de votar. Por ejemplo, se podría elegir a uno, dos o varios candidatos, en una vuelta o dos, clasificarlos en orden de preferencia, con notas o hasta designar al ganador mediante el aplausómetro utilizado en la Esparta de la antigua Grecia.

En Francia rige el sistema uninominal, que consiste en elegir un presidente en una elección a dos turnos metiendo solo un nombre en la urna. Este sistema es considerado poco democrático porque ha consagrado a candidatos con el voto de la mayoría pero sin gozar de la amplia aceptación de los votantes. El ejemplo mas claro, se dió en la elección de 2002. La dispersión de los votos permitió a Jean-Marie Le Pen acceder a la segunda vuelta con el 16,86%, pese a que era rechazado por la mayor parte del electorado. Le Pen no ganó, pero dejó en evidencia los defectos del sistema. El ganador fue Jacques Chirac, reelecto con tan solo el 19,88% en la primera vuelta. En una elección donde el 20,3% se abstuvo, a Chirac le bastó con 5.665.855 votos -una sexta parte del electorado- para seguir en el poder. Todo se definió en la primera vuelta, pues la segunda fue un trámite para ‘Chichi’. Beneficiado por el voto asco de la izquierda, que según la consigna hecha canción en la primavera 2002, prefirió elegir a un “ladrón y no a un facho”.
Pero sobre todo, el sistema uninominal introduce la noción del voto útil en detrimento del voto sincero. El elector descarta su preferencia al priorizar estratégicamente la mejor posibilidad para la segunda vuelta. Otro punto que recibe críticas de diversos flancos, es la escasa o nula representatividad que obtienen en el Parlamento los partidos considerados chicos. Un nuevo ejemplo con el Frente Nacional de Le Pen: al no realizarse durante la presidencial, la elección favorece y retroalimenta al bipartidismo. El PS y la conservadora UMP disponen de un número más elevado de bancas con respecto al porcentaje de votos obtenidos. En las últimas tres presidenciales, el FN superó el 10% de los votos pero no cuenta con ningún senador ni diputado (¿un tiro para el lado de la justicia?). No obstante, visto el escenario actual, esto podría cambiar en las legislativas del 10 y 17 de junio.

Votar de otra forma, para votar mejor.

A lo largo de la historia, diversos investigadores sugirieron alternativas. En el siglo XVIII, los matemáticos franceses Nicolas Condorcet y Jean-Charles Borda comenzaron independientemente a analizar los efectos de los escrutinios uninominales. Condorcet y Borda denunciaron las paradojas del método y buscaron determinar la forma más justa de sufragar.
Si en Francia se aplicara el método de Condorcet, en el 2007 el centrista François Bayrou, que ni siquiera alcanzó la segunda vuelta, hubiera sido el ganador por imponerse en los duelos frente a todos los otros candidatos.
Por su parte, Borda planteó un método para que no gane el partido que más gusta a una parte de la población, sino el que no disgusta a la mayor parte de los ciudadanos. Para eso, al votar los electores no solo deberían hacerlo por el candidato de su preferencia, sino también ubicarlo en orden de prioridad en relación con los otros y luego asignarle una puntuación. Este método fue utilizado tras la revolución francesa, pero luego llegó Napoleón y se acabó eso de votar.
Durante la campaña, el sitio Slate.fr realizó una experiencia con este método. La iniciativa surgió del think-tank Terra Nova (cercano el socialismo) para evitar la abstención. Hollande fue el ganador en el mes de febrero, mientras que en marzo y abril se impuso Jean-Luc Mélenchon.
En todo caso, esta claro que no existe una forma perfecta de votar y que no seria fácil poner en práctica nuevos sistemas. En la elección de 2012, una vez más, varios grupos de científicos probaron diferentes opciones. Las universidades de Estrasburgo, Saint-Etienne y Caen realizaron tests sobre el voto por aprobación y por nota en un puñado de centros de votación.
El estudio mas ambicioso para esta elección es un proyecto internacional, del cual forman parte investigadores de la Escuela Politécnica de Palaiseau, de la Universidad de Montreal y de la escuela de Economía de Toulouse. Su propuesta es una experiencia original: “vota al plural”. Para eso, se creó el sitio Vote au Pluriel donde internautas franceses y extranjeros participaron votando en cuatro formas diferentes: el sistema francés, el mexicano, el irlandés y el voto por aprobación.
La regla del juego es imaginar como uno votaría en los diferentes sistemas. El francés, donde si un candidato no supera el 50% los dos primeros compiten en una segunda vuelta; El irlandés, donde los electores clasifican a los candidatos por orden de preferencia, con un recuento complejo que integra la transferencia de votos de los candidatos eliminados a los que siguen en carrera; El mexicano, donde el candidato que más votos obtiene en una única ronda se convierte en presidente. Inclusive si logra el 20% de los votos; El cuarto no es utilizado en ningún país -solo por algunas ONGs- y se denomina ‘por aprobación’. Consiste en elegir a uno, dos, tres o más candidatos en el orden de preferencia.
La votación de Vote au Pluriel finalizó el 21 de abril pero los resultados se darán a conocer después de la segunda vuelta. En una semana, les haremos un espacio en Francia Vota para descubrir si difieren o no del imperfecto escrutinio oficial.

1 comentario:

Vincent dijo...

Cuando se trata de elegir a un Presidente, es difícil evitar el voto uninominal. O sea, un Presidente con poder, porque, sin faltar de respecto a nuestros amigos irlandeses, su Presidente no tiene otros poderes que representativos, entonces, la "Isla verde" se autoriza fantasías electorales. Pero, para presidentes "de veras", tipo Francia, Argentina, México, EE. UU. etc. se vota uninominalmente, que sea por una o dos vueltas. Y hacer simulaciones de voto pasando de un sistema al otro no tiene mucho sentido, ya que sabemos que el electorado adapta su comportamiento en función de las reglas electorales: en el Reino Unido el BNP extrema-derechista y nacionalista obtiene muy poco en las elecciones legislativas nacionales, pero su equivalente en Estrasburgo, el UKIP, logra más de 20% en las elecciones europeas británicas, hechas con un sistema de representación proporcional.