We’re back.

Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres. Las geniales opiniones expresadas en este blog sólo representan el punto de vista de sus autores.

martes, 24 de abril de 2012

Uno de cada cinco


Afiche de la campaña del FN en 2007 con una mestiza acusando
 a izquierda y derecha de haber destruido todo

Uno de cada cinco franceses que me cruzo por la calle votó por el Frente Nacional (FN) en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo pasado. Son 6,4 millones de personas. Si Sarkozy convence al 80% de estos votantes, el 6 de mayo habrá conseguido su reelección. Y ahí anda, sin complejos, rompiendo el histórico cordón sanitario republicano que aislaba al partido de Le Pen, diciendo que “no hay nada condenable en el hecho de votar por el FN” y que no le parece chocante el concepto de “preferencia nacional” para el empleo o la asistencia pública, olvidando que la medida sería anticonstitucional. Y mientras tanto, los periodistas les echan la culpa a las encuestadoras, que otra vez (como en 2002) subestimaron la intención de voto del FN, y éstos responden que si se equivocaron fue apenas por un punto, algo previsible en cualquier sondeo, y sobre todo con una población que no admite públicamente que apoya a un partido apestoso. Entonces, los periodistas se dan cuenta de que tienen que hacer informes sobre el FN y no conocen a nadie que lo sea. La verdad es que era mucho más práctico llenar páginas y hacer reportajes sobre el simpático “fenómeno Mélechon”, que quedó cuarto. De hecho, es de por sí raro que el periodista haya conversado con un sarkosista, a menos estuviese entrevistando a un político.

En el imaginario colectivo biempensante que me rodea y del que formo parte, el electorado del FN es un grupo constituido por la Francia White Trash xenófoba, tradicionalistas católicos, nostálgicos del Mariscal Pétain, resentidos sociales y adeptos de teorías racistas mal digeridas. Todo eso es cierto, pero no únicamente.

Marine Le Pen (MLP) hizo una campaña basada en temas económicos y de sociedad, lejos de los discursos llenos de doble sentido rancios y racistas paternos que excitaban a las hordas de la extrema derecha. Sarkozy dijo que MLP hizo una campaña de extrema izquierda. Y creo que no se equivoca. Su patriotismo económico contra la globalización podía haber salido del foro de Porto Alegre. Ciertamente, existe un anticapitalismo como componente histórico de la extrema derecha. Pero esta abogada divorciada dejó atrás el discurso antisemita, homofóbico y racialista de su familia. Atrás quedó “el familia, patria y propiedad”. Y si mantiene su oposición al aborto, es para que el Estado no lo reembolse (en momentos en que en algunos estados de EE.UU. están obligando a mujeres a ver una ecografía de su panza y darle un nombre al feto para poder abortar), y el tema de la inseguridad hace rato que dejó de ser un caballito de batalla exclusivamente del FN. Queda su discurso contra las plegarias musulmanas en las calles o la comida religiosamente correcta en las escuelas. Antes, luchar contra el oscurantismo religioso -poco importaba de donde viniese- era uno de los honores de la izquierda librepensadora y come curas. Nada de esto quiere decir, como pretende Sarkozy, que votar por el FN no tenga nada de condenable, al contrario. Detrás de la imagen ‘moderna’ de MLP sigue ocultándose esa Francia nauseabunda y enmohecida lista para colaborar y “limpiar” al ser nacional. Pero no sólo. No es cierto que haya 6,4 millones de franceses que quieren un Reich blanco y cristiano, aunque a muchos biempensantes les guste pregonarlo porque les ahorra confrontarse con una realidad mucho más compleja. 

El diario de izquierda Libération publicó ayer el inusual testimonio de una mujer que vive en la Goutte d’or, uno de los barrios más pobres y con mayor tasa de inmigrantes o descendientes de inmigrantes de París. Ella se llama Roseline y tiene 25 años. Votó por MLP porque está “contra el sistema”, reivindica “un voto de protesta”. “Marine tiene razón cuando dice que los recién llegados tienen más ayudas de Francia que nosotros”, asegura. “¿Nosotros?”, le pregunta el periodista de Libé. “Los franceses”, responde Roseline, negra y que tiene una parte de su familia que ha inmigrado. “Ella tiene razón si quiere proteger su país, si quiere deshacerse de los nuevos. Nosotros no progresamos”, dice. Para algunos, votar por MLP es una actitud antisistema, patear el tablero. Falta saber cuáles son las supuestas ayudas suplementarias a las que se refiere, en todo caso el 6 de mayo votará por… Hollande.
Ya en 2002, cuando el FN pasó a la segunda vuelta de las elecciones, Le Monde descubría que había judíos y musulmanes que habían votado por Le Pen. Algunos pensaban que Le Pen odiaba más al otro grupo que a ellos. Pero hoy, también es cierto que para los judíos la violencia antisemita tiene más la cara de Mohamed Merah que el rostro “ario” de Anders Breivik. Y para los hombres y mujeres musulmanas que rechazan el integrismo islámico que prospera en sus países de origen, el auge de las formas más rigoristas del islam requiere algo más que piadosos llamados a “la tolerancia”. Los discursos más duros contra el salafismo vienen de Ni Putas Ni Sumisas, musulmanas de guetos de inmigrantes que putean contra la izquierda y las feministas blancas de ayer que hicieron la vista gorda en nombre del relativismo cultural.

Estábamos tan bien contra Jean Marie Le Pen. Haciendo de cuenta que él es su hija le erramos al blanco, y el Frente Nacional sigue creciendo.

3 comentarios:

MZ dijo...

muy bueno!

Vincent dijo...

"Nostálgicos del Mariscal Le Pen": supongo que quisiste escribir "Mariscal Pétain" (aunque está saboroso el lapso en este contexto...)
"Uno de cada cinco franceses que me cruzo por la calle votó por el Frente Nacional": no sé donde vives, Alejo, pero probablemente no en el medio del Orne o en Saint-Gilles, Gard. Puedo equivocarme, pero hay mucha probabilidad que vivas en París intra-muros y, en este caso, no cruzes un lepéniste en "uno de cada cinco" peatones, sino en "uno de cada dieciseis",lo que no está totalmente lo mismo, aunque no llame tanto la atención para empezar una entrada, te lo concedo. Como lo sabes, MLP realizó su cifra mas baja de todos los départements franceses en París-75, con apenas mas de 6 %, o sea la tercera parte de su nivel nacional.
En cuanto a los discursos anti-musulmanes, sabemos a que electorado se dirigen, y como están interpretados, así que me parece sano utilizarlos con moderación. Encima, ya hace casi un siglo que la izquierda francesa dejó de ser "comecuras" - lo que no impide que los católicas franceses, ellos, sigan siendo "come-izquierda", lo que se verifica en la análisis de cada elección. El PS votó la ley de Chirac contra el hijab en lugares públicos, y en mi opinión tuvo razón. Se abstuvo para la ley oportunista e inútil anti-burqa, cuya única utilidad consistía en hacer señales al electorado lepenista. Pero, como suele decir el viejo Le Pen : "La gente siempre prefiere el original a la copia". Es lo que pudimos constatar el último domingo.

Alejo S. dijo...

Vincent: gracias por señalarme el lapsus, que ya he corregido.
Y sí, vivo en París y nunca fui bueno para las matemáticas. Gracias por comentar, saludos