We’re back.

Cinco años más viejos, volvemos a asomarnos a una nueva campaña electoral Made in France. Como Batman y Robin, sumamos a Batichica y ahora somos tres. Las geniales opiniones expresadas en este blog sólo representan el punto de vista de sus autores.

miércoles, 11 de abril de 2007

La Pavada


La suerte se empeñó en jugarle una mala pasada al impulsivo Nicolas Sarkozy, y las felices pascuas no fueron para él sinónimo de una casa en orden. Un rumor cunde por las redacciones de París: la fogosa Cécilia Sarkozy abandonó intempestivamente el pasado fin de semana el domicilio conyugal, debido a las tensiones con su marido. Cécilia ya le había dado el portazo a Nicolas Sarkozy para protagonizar un breve romance estival, en 2005, junto al exitoso publicista Richard Attias.
Pero las desventuras del pequeño Nicolas no terminaron ahí. Este mismo week-end empezaron a circular fragmentos del libro “Una oveja en la bañadera” (Editorial Fayard, sale el 13 de abril), de Azouz Begag, alias “el árabe de turno del gobierno”, ex ministro de la Promoción y la Igualdad de Oportunidades. Begag, quien renunció el 5 para apoyar al autodenominado centrista François Bayrou, habla allí de sus desencuentros con Nicolas, pintado como un tipo brutal, en el peor de los sentidos.
Begag cuenta cómo le costó tragarse la palabra “racaille” -algo así como escoria, gentuza- usada por el entonces Primer Ministro para referirse a los turbulentos jóvenes suburbanos-; de cómo durante los desmanes en las periféricas “banlieues” en 2005 Sarko le propuso usar la imagen de funcionario de origen magrebí, mostrándose en los barrios bajos junto a él. Pero cuando Begag le dijo que lo haría sin cámaras de TV, el otro lo mandó a freír churros, puesto que “de nada sirve salir sin hacerlo saber”.
Pero la relación entre estos dos hombres se pudrió realmente cuando Begag (apodado también Videogag en referencia a un programa televisivo de bloopers) tuvo la ocurrencia de responder a alguien que le preguntaba sobre un proyecto de ley de Sarko sobre inmigración. Begag, pensando que resultaría divertido, respondió: “No me llamo Azouz Sarkozy”. Pa’ qué, Sarko agarró el teléfono y le gritó: “¡Sos un pelotudo! ¡Un desleal, un reverendo imbécil! ¡Te voy a romper la jeta! Te burlás de mi apellido, te burlás también de mi físico, te voy a romper la cara, idiota! ¡Pelotudo!”. “Sarkozy -cuenta Begag- me aconsejó en una última amenaza de no darle la mano, que si no yo la iba a pasar mal por lo “sucio imbécil” que soy. No sé cuántas veces esas palabras rebotaron en mis tímpanos. No se lo voy a perdonar”.
Por si fuera poco, el caótico fin de semana también coincidió con al publicación de una polémica entrevista que el filósofo Michel Onfray, alias el hedonista, le hizo al candidato presidencial para la revista Philosophie. Allí, el ex ministro del Interior declara que los pedófilos y los chicos adolescentes que se suicidan están genéticamente predestinados. Sus dichos provocaron la condena del arzobispo de París, alias André 23. Porque si uno lleva al diablo en la sangre, el libre arbitrio es puro cuento y para iglesia se acabó el negocio de elegir entre el bien y el mal. En todo caso, Sarko no precisó si el comportamiento de los hombres violentos y las mujeres adúlteras era también congénito.
Cuando uno piensa que Nicolas Sarkozy va tener entre sus nerviosas manos el botón nuclear...

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