Desde su modesto formato cada miércoles el semanario satírico Le Canard Enchainé causa revuelo con sus denuncias y ayer no fue la excepción. "Sarko prometió a Chirac pasar Kärcher a sus dossier judiciales", titulo el semanario afirmando que existe un acuerdo secreto entre Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac para evitar que el actual mandatario sea objeto de investigaciones judiciales una vez concluido su mandato. Pese a las desmentidas de ocasión por parte del Eliseo y del candidato de la UMP esto provocó un aluvión de críticas del resto de los candidatos y salpica al tambaleante Sarko a 10 días de la primera vuelta.
El articulo firmado por Hervé Liffran sostiene que “a cambio del sostén de Chirac a su candidatura, Sarkozy se comprometió, en caso de ser electo, a evitar que el presidente saliente regrese al Palacio de Justicia”. De esto se desprende que el pacto no resulto gratis para el candidato conservador, quien habría 'pagado' el apoyo de Chirac. No por nada, pocas semanas después de que el presidente brindara un mesurado apoyo “al candidato de mi familia política”, su mediática esposa Bernadette acompaño al aspirante en un acto en Rhone. Este tipo de acuerdos, tan comunes en América latina donde represores y/o corruptos pactan inmunidad con sus predecesores, llama la atención en Francia, pero no por el pacto en si mismo, sino porque salga a la luz en la recta final de la campaña electoral y porque sus protagonistas mantienen una tensa relación desde hace 10 años.
La relación de Chirac y Sarkozy nació en 1975, época en la que 'Chichi' lo adopto como un hijo propio, otorgándole una plaza no menor dentro de su círculo intimo. Algo que le brindo la oportunidad de firtear con su hija, la misteriosa e influyente Claude Chirac. La ruptura se produjo en 1993 cuando Sarko apoyo la candidatura de Edouard Balladur para las presidenciales de 1995, algo que Chirac considero una traición intima. Desde entonces los enfrentamientos entre ambos se hicieron moneda corriente pese a que Chirac recurrió a él para sumarlo a su gobierno. Más allá de las situaciones melodramáticas, en el 2004 la relación se quebró definitivamente luego de un enfrentamiento en el Consejo de Ministros, por lo que el 14 de julio en cadena nacional Chirac lanzo la ya celebre frase: "Yo decido y el ejecuta" intentando prohibirle permanecer en su ministerio y que a la vez se haga cargo de la presidencia de la UMP, algo que finalmente el debilitado presidente no pudo evitar. Los dos últimos años de gobierno resultaron tumultuosos para Chirac luego del NO francés al proyecto de Constitución europea y los conflictos con estudiantes por el intento de reforma del sistema laboral para los jóvenes menores de 25 años. Hoy, a los 74 años y en el ocaso de su carrera política el mandatario vive una 'petit' primavera al ver que la elegante despedida que se preparo (especialmente en la escena internacional) da sus frutos, por la inesperada buena imagen pública que cuenta entre los franceses, que recuerda a sus mejores épocas.
El articulo firmado por Hervé Liffran sostiene que “a cambio del sostén de Chirac a su candidatura, Sarkozy se comprometió, en caso de ser electo, a evitar que el presidente saliente regrese al Palacio de Justicia”. De esto se desprende que el pacto no resulto gratis para el candidato conservador, quien habría 'pagado' el apoyo de Chirac. No por nada, pocas semanas después de que el presidente brindara un mesurado apoyo “al candidato de mi familia política”, su mediática esposa Bernadette acompaño al aspirante en un acto en Rhone. Este tipo de acuerdos, tan comunes en América latina donde represores y/o corruptos pactan inmunidad con sus predecesores, llama la atención en Francia, pero no por el pacto en si mismo, sino porque salga a la luz en la recta final de la campaña electoral y porque sus protagonistas mantienen una tensa relación desde hace 10 años.
La relación de Chirac y Sarkozy nació en 1975, época en la que 'Chichi' lo adopto como un hijo propio, otorgándole una plaza no menor dentro de su círculo intimo. Algo que le brindo la oportunidad de firtear con su hija, la misteriosa e influyente Claude Chirac. La ruptura se produjo en 1993 cuando Sarko apoyo la candidatura de Edouard Balladur para las presidenciales de 1995, algo que Chirac considero una traición intima. Desde entonces los enfrentamientos entre ambos se hicieron moneda corriente pese a que Chirac recurrió a él para sumarlo a su gobierno. Más allá de las situaciones melodramáticas, en el 2004 la relación se quebró definitivamente luego de un enfrentamiento en el Consejo de Ministros, por lo que el 14 de julio en cadena nacional Chirac lanzo la ya celebre frase: "Yo decido y el ejecuta" intentando prohibirle permanecer en su ministerio y que a la vez se haga cargo de la presidencia de la UMP, algo que finalmente el debilitado presidente no pudo evitar. Los dos últimos años de gobierno resultaron tumultuosos para Chirac luego del NO francés al proyecto de Constitución europea y los conflictos con estudiantes por el intento de reforma del sistema laboral para los jóvenes menores de 25 años. Hoy, a los 74 años y en el ocaso de su carrera política el mandatario vive una 'petit' primavera al ver que la elegante despedida que se preparo (especialmente en la escena internacional) da sus frutos, por la inesperada buena imagen pública que cuenta entre los franceses, que recuerda a sus mejores épocas.
No obstante, el temor a que Ségolène Royal o François Bayrou sean electos presidentes y sea procesado por alguno de los tres casos de corrupción que lo tienen como protagonista hace que Chirac tiemble por el miedo a que su imagen en la historia quede relacionada a la corrupción. Pero como la desconfianza mutua entre estos enemigos íntimos es grande, el mayor temor de Chirac por estos días debe ser que Sarkozy no honre su pacto y que olvide sus promesas en caso de ser electo.
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