Al menos dos conductoras de los principales noticieros de Francia mantienen relaciones sentimentales con dos ministros en funciones. Estas prácticas, ya registradas en la historia reciente de Francia, dan una pauta de la promiscuidad entre la clase política y la prensa gala, cuya concepción del cuarto poder es por lo menos singular.
El informe que establece cada año la organización Reporteros Sin Fronteras (http://www.rsf.org/rubrique.php3?id_rubrique=638) indica que Francia ocupaba en 2006 el puesto 35 de los países que más respetan la libertad de prensa. La lista, donde se califica a 168 países, está encabezada por la ejemplar Finlandia y termina con la siniestra Corea del Norte. Cabe señalar que países como Bolivia (puesto 17) o Namibia (26) figuran como menos liberticidas que Francia. El informe explica que su deshonroso lugar obedece al allanamiento de las oficinas de ciertos medios y a las agresiones sufridas por periodistas en el marco de la cobertura de conflictos sindicales en Córcega y durante las espectaculares batallas urbanas registradas en la periferia de París a fines de 2005.
Lo particular del caso francés es que el control de la información y la censura no obedecen principalmente a un acoso policial orquestado desde el gobierno. El motivo principal es que, a diferencia de lo que ocurre en gran parte de Occidente, en Francia, el ejercicio del periodismo no se plantea como un contrapoder. Y lo curioso de este fenómeno es que no ocurre por miedo a represalias gubernamentales. Si en Francia, afortunadamente, asesinatos como los de los rusos Iván Safronov, Anatoli Voronin y Anna Politkovska o el del argentino José Luis Cabezas son hoy por hoy impensables, es porque la concepción de la labor periodística es fundamentalmente distinta.
Aquí nadie abre un diario o pone el noticiero para ver qué descubrió ahora un periodista estrella. La prensa no destapa nada, y nadie espera eso de ella. A no ser que se trate, claro está, de la excepción que confirma la regla: el Canard Enchaîné. Este semanario tiene la extraña vocación de buscar noticias, de investigar. Y a tal punto es excepcional que la publicación es de una austeridad monacal: dos colores, nada de publicidad y una maqueta antidiluviana. Pareciera que, en este país, sólo en condiciones extremas y ascéticas se puede hacer algo más que un Copy/Paste de cables de agencia maquillados.
Si bien es cierto que en países como Argentina el periodismo terminó llenando el vacío dejado por una justicia inoperante, en Francia esto no ocurrió debido al brillante desempeño de sus magistrados. ¿Por qué? Por empezar parece que a la prensa nunca se le ocurrió que investigar al poder podía ser un negocio más que rentable. Aquí, un Watergate es impensable no porque falten los escándalos (Jacques Chirac tiene una colección que no entra en el Louvre), sino porque el periodista pretende formar parte de la casta de los políticos y los capitanes de la industria. La máxima aspiración del periodista francés no es un Pulitzer o un Albert Londres, sino conseguir el Goncourt, dedicado a la novela, y compartir la vida mundana de los poderosos.
La connivencia entre el primero y el cuarto poder experimenta su momento magistral en Francia cada 14 de Julio, cuando el presidente invita a los dos periodistas de los principales canales a que lo entrevisten en el Elíseo. Las preguntas parecen transmitidas por el Ministerio de Propaganda, por lo bobas, y su única razón de ser es darle pie al presi para que hable de lo que quiera y como quiera. Este ejercicio es el hazmerreír anual sobre todo de la prensa anglosajona, acostumbrada a hacerles pasar un mal rato a sus mandatarios.
Periodistas embedded
Ultimamente, estas relaciones de estrechas se han vuelto carnales. Al menos tres ministros del gobierno actual salieron en los últimos meses o viven con mujeres periodistas situadas en medios de prensa estratégicos. A fines de 2005, el entonces ministro del Interior Nicolas Sarkozy hizo un paréntesis (mejor dicho fue víctima de) en su relación con Cécilia y empezó a frecuentar a Anne Fulda, periodista de la sección política de Le Figaro. Ese mismo año, el Ministro de la Cohesión Social, Jean-Louis Borloo, contrajo matrimonio con la conductora del noticiero del canal France 2, Béatrice Schönberg (esa mujer que pueden ver por TV5 que cuando habla sólo muestra, y permanentemente, los dientes inferiores). La última periodista “embedded” es Marie Drücker, conductora del noticiero de France 3, que sale actualmente con el flamante Ministro del Interior que reemplaza a Sarkozy, François Baroin (ver foto), alias Harry Potter.
Por su parte TF1, el canal más visto, no necesita ceder a sus periodistas a las habitaciones ministeriales para probar su preferencia por el partido en el poder. ¿Para qué?, si el señor Martin Bouygues, que controla esta cadena, fue el testigo del casamiento de Sarkozy y Cécilia y padrino de Louis, el hijo de Sarko. Tampoco es menor el hecho de que el director del diario Le Figaro, Nicolas Beytout, sea un gran amigo de Nicolas Sarkozy. Estas son sólo algunas de las muchas conexiones médiáticas del favorito para suceder a Jacques Chirac. Lo que hace pensar que, en estas condiciones, el margen para un simulacro de distancia crítica de la prensa ante el poder es, cuanto menos, improbable.
Esta práctica endogámica no fue inventada por la derecha. Las periodistas televisivas que dirigieron algunos de los programas de política más vistos del país, Anne Sinclair y Christine Ockrent, están casadas con los ex ministros socialistas Dominique Strauss Kahn y Bernard Kouchner. El hecho de que estas periodistas duerman con el poder que, se supone, tienen que examinar, no es un problema en sí. De hecho, Marie Drücker y Béatrice Schönberg fueron sacadas del aire mientras dure la campaña electoral– bajo la presión de los sindicatos de prensa. La cuestión la resumió bien la periodista “embedded” Anne Sinclair. Interrogada sobre cómo habría hecho de tener que entrevistar a su marido, entonces Ministro de Economía, ella dijo que le habría hecho las mismas preguntas que si no lo fuera. Y lo peor de todo es que no miente. De todos modos, la mayoría de los periodistas que manejan los principales espacios periodísticos dialogan todos los días con el poder como si estuvieran casados con ellos.
7 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo.
Pero me parece que se olvidan de una promiscuidad aún mas fuerte. Aunque, tal vez, en ese caso no diría promiscuidad sino sumisión de los grandes medios periodisticos a los grandes poderes financiarios de este país. La mayoría de la prensa escrita les pertenece (lo mismo, claro, para el canal TF1).
Y no es casualidad si en el excelente "canard enchaîné" no tienen publicidad. Se niegan a depender del dinero de las empresas para poder seguir ejerciendo un periodismo libre (digo libre y no "objetivo", eh).
Super ! Enfin un article qui dit ce qu'en France, tout le monde sait... mais qui provoque au mieux un haussement d'épaules indifférent ! Dans les écoles de journalisme (comme celle de Sciences Po par exemple où le vice-président de TF1, Etienne Mougeotte, dispense un cours intitulé "Journalisme et politique", la bonne blague !, mais aussi (en moindre mesure) à Lille), le sujet est presque traité comme une "normalité" du journalisme à la française !
Et d'ailleurs ça n'étonne personne que le journalisme d'investigation soit cantonné au seul Canard enchaîné depuis qu'à l'émission 90 Minutes de CanalPlus, ils ont dû plier bagage car leurs sujets étaient trop dérangeants !
Mira Fred, la objetividad consiste en no anteponer los intereses personales a lo que se escribe, analiza o estudia. A eso puede llamársele objetividad y este blog es un buen ejemplo. Lo otro es el relativismo bobo. Eso no quiere decir que no tengan una tendencia o inclinación hacia algún candidato. Lo objetivo es no proclamarlo a los 4 vientos. La objetividad es una actitud no una condición.
Caborca, no estas confundiendo honestidad, o rigor con objetividad?
Cuando se escribe un articulo se elige un tema y un angulo, no? Opciones que por definición son subjetivas.
Esto no impide ser honesto ni tener rigor (y si pienso que son honestos en este blog).
En México se acostumbra poner de modelo a la prensa de los países desarrollados cuando se quiere criticar el amasiato de la prensa nacional con el poder. Este reportaje prueba que "en todas partes se cuecen habas", pues como vemos en E.U, la prensa tradicionalmente ha apoyado al poder y a los conservadores contra Clinton, etc., aun en sasos como la guerra contra Iraq. Luego se dan por extrañados o se hacen las víctimas de quienes atentan contra la “sagrada” libertad de expresión, solo para la prensa.
Culiacán, Sinaloa, México, abril 12 del 2007
Arturo Zavala Zavala
Desconocia esta "relacion carnal" entre la prensa francesa y la politica. Ahora entiendo mejor algunas cositas... De todas formas, me parece muy bueno el contenido del blog y hasta pedagogico, voy a linkearlos en mi pagina.
Gracias Agustina. Si querés mandarnos fotos que tengan que ver con la campaña para agregarlas a nuestra flamante galería, son bienvenidas.
Alejo S.
Publicar un comentario