El fin de semana los partidarios de Bové organizaron un encuentro en Paris en la plaza de Stalingrad, a metros del canal Saint-Martin, lugar que durante un día se transformo en tierra de agricultores, pero también de sin papeles, de decenas de petitorios para ser firmados, militantes ecologistas, desocupados y de jóvenes que difícilmente voten por el agricultor pero que disfrutaron de una tarde de sol y música en estas vacaciones escolares. Con su pipa curva entre su espeso bigote y sus labios, 'Asterix' Bové se paseo entre la gente sin guardaespaldas (a su favor: no debe haber muchos políticos franceses que puedan imitarlo). Luego habló unos minutos y criticó el "pacto existente entre Sarkozy y Le Pen" para llegar al poder. Después le dejo lugar a la música. Lo mejor de la fiesta: el grupo militante de rap MAP (Ministerio de Asuntos Populares) provenientes del norte de Francia y la cerveza orgánica de un 'petit' productor del sudoeste.
Como todo candidato Bové declaro sus bienes y para no ser menos que el resto su declaración saco a la luz una perlita: posee una fastuosa mansión en el sur de Francia, ecológica eso si, para que nadie pueda reclamarle no ser ecológicamente correcto. Bové fue criado en California y en plena época del flower power y de la imaginación al poder sus padres regresaron en Francia inscribiendo a José en un liceo católico, del cual fue expulsado cuando los horrorizados curas escucharon sus apologías alucinógenas. Pese a que difícilmente supere el 2% de los votos, el hombre del mostacho declaro que en la segunda vuelta volcara todo su caudal electoral en pos de la socialista Ségolène Royal. Hace unos días a Bové le paso lo mismo que a Royal, cuando un jovén le lanzó una torta al mejor estilo de Los Tres Chiflados (The Three Stooges) no tenemos la foto pero si el video de Ségo recibiendo el tortazo. La iniciativa de Bové de presentarse como candidato fue apoyada por el mandatario boliviano Evo Morales. Triste paradoja la de estos campesinos sudamericanos (estigmatizados por ser cocacoleros) la de apoyar a un agricultor subsidiados por la UE, pese a que últimamente intenta desmarcarse de la Unión. Los proteccionistas paysannes franceses y su rígido gobierno impiden que la Organización Mundial del Comercio (OMC) llegue a un acuerdo con las principales economía emergentes para destrabar un conflicto que ya lleva tres años y con el que se pretende continuar asfixiando a la periferia del mundo… entre tanto, Bové y el resto disfrutan del paternalismo de Bruselas.
foto: Le Monde
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